Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.

jueves, 16 de diciembre de 2010

La gallinita roja por Sara (7 años)

Una vez, una gallina roja hizo un pastel de cumpleaños para sus tres pollitos. Fue a buscar el trigo, lo molió, preparó la pasta y lo horneó. Cuando lo tuvo cocido, lo adornó con tres cerezas confitadas y lo dejó enfriar en la ventana.
Como estaba muy cansada después de tanto trabajo, la gallina se quedó dormida junto al pastel.

Al cabo de un rato pasó un lobo por allí:
--¡Hmmm! ¡Qué bien huele!- dijo.
El lobo volvió a su casa y cogió un saco. El lobo tenía también tres hijos. Corrió hasta la granja y, con mucho cuidado, se acercó a la ventana. Y, con una sola mano, se llevó de un golpe el pastel y la gallina.
_¡Ya tengo cena y postre!- dijo el lobo.
Cerró bien el saco y se lo cargó a la espalda. Caminó un buen rato y avanzó tanto y tan rápido que en seguida se cansó:
_Descansaré un rato debajo de este árbol- dijo. Y sin darse cuenta se durmió.
Entonces la gallina hizo un agujero en el saco con su pico, sacò el pastel y cargo el saco
con piedras. Cuando el lobo nada, cargo el saco y conti nuò su camino. Al poco rato... -
!qué cansado que estoy! Parece como si el saco pesara más que antes...- sequeja.
Cuando llegó, los lobatos, que
estaban muy hambrientos ya habìan preparado la olla.
¡ Mirad lo que os traigo! Dijo el lobo satifecho.
Entonces vacio' el saco en la olla y … ¡clonc clonc clonc! No calleron ma que las pieedra.¡
diantres!¡ he eperdido todo lo que traia y el lobo se enfad'ò consigo mismo por haber sido tan tonto.

Cuento de la "S" por SAra de 7 años

Sara es la taxista
más conocido del barrio.
Le gusta la música rock
y cuidar de su acuario.

Hoy se ha levantado
con bastante malhumor.
Tiene mal la espalda
ay ay ay que dolor!

Espero tener un día tranquilo
me iré a la estación
allí estaré parado
ASI me encontrare mejor
taxi taxi taxi
pare pare dice una voz
tengo que ir a los estudios de televisión

quedan veinte minutos para mi prueba deprisa por favor
santiago sin sin pensarlo dos veces
saca el coche marcha atrás
Recoge a al nerviosa joven
que llega felizmente puntual

La historia de una Bala por Carolina de 10 años

Era una vez un país que hacía muchos, muchos años que estaba en guerra tan y tan larga, pero no sabían ponerle fin. y he aquí que en un campo abandonado de aquel país habían un arado viejo y roto que se iba enmoheciendo poco a poco entre hierbajos y zarzales.
En sus buenos tiempos el arado había servido para trabajar la tierra.
Pero ahora , ya viejo y gastado , nadie lo usaba para nada y se iba estropeando a sol y a sombra.
Cierto día,unos soldados que iban por los pueblos buscando hierro para fabricar armas ,pasaron por el campo abandonado y vivieron el arado. Lo cogieron y se lo llevaron para fundirlo y hacer con él una bala. ya en la función , metieron el arado en un crisol y lo introdujeron en el horno hasta que quedó fundido.
Después, echaron el hierro líquido en un molde y fabricaron una bala, redonda y pesaba como todas las balas.
Cundo estuvo lista ,la llevaron a la guerra ,a primera línea de combate .La metieron en un cañón y dispararon .
Rápida como un cohete,la bala surcó los aires.
Desde arriba del cielo, la bala contemplada las cosas,los campos , los caminos , la gente.
De repente,al ver que todos corrían ,asustados,comprendió que iba a caer encima de un pueblo .Hizo un gran esfuerzo para no caer y pasar de largo,
y siguió volando, volando volando. Pasaban gente ,sin querer caer por encima de los pueblos ,de los campos de los caminos y de la gente , sin querer hacer daño a nadie ni estropear las cosas. la bala estaba muy cansada pero seguía volando y volando sin parar. Por muy cansada que estuviese, no podía dejar de volar porque ni sabía dónde caer. entonces recordó el viejo campo abandonado del que la había sacado y dando media vuelta voló de regreso hacia allí. la gente estaba cada vez más admirada al ver aquella bala volando volando ,volando .volando, sin decidirse a caer en ningún lado.
Y desde abajo seguía su camino por los aires. Cada vez eran más las personas que seguían el extraño trayecto de la bala. Entre la multitud había gente de los dos países, y de este modo,amigos y enemigos se juntaron gracias a la bala que no querían caer. hasta que, por fin, llegó al campo abandonado y se puso en tierra suavemente, casada de su larguísimos viajes cuando la multitud que la había estado siguiendo llegó al campo abandonado, vio con sorpresa, coló la bala, , mientras reposaba de su larguísimo viaje, se convertía de nuevo en un viejo, maltratado y oxidado arado, que ya no servía para labrar la tierra. Aquel extraño suceso despertó en la gente de los dos países el recuerdo de u tiempo en el que estaba tan atareados con su trabajo que no podían pensar en guerras y batallas. Y allí mismo, en aquel campo abandonado, junto al viejo arado que había sido una bala y que se había negado a caer, firmado la paz y se comprometieron a no pelearse nunca más.

Pinocho por Carolina de 10 años

Pinocho y el optimismo
El optimismo hace que lo vamos todo de color rosa .La personas optimistas sólo ve el lado bueno de las cosas y no piensa en las dificultades que se puedan plantear
Así , el optimista suele ser alegre y confiado;a veces, hasta despreocupado, como el bueno de pinocho, que por no pensar mucho lo que hacia se veía siempre envuelto en problemas .No está mal ser optimista, siempre que además se sea prudente


El cuento
En su taller de carpintero, el viejo gepeto daba los últimos toque a un muñeco de madera que había tallado.
-¡Por fin estás listo!-dijo Gepeto alzando al muñeco en sus manos-. Como eres de madera de pino, te llamaré Pinocho.
- ¿Un bonito nombre!- exclamó pepito grillo.
-Me gustaría tanto que fueses un niño de verdad,- Pinocho-dijo Gepeto -. EL reloj dio las nueve y Gepeto dijo:-¡Ya es hora de irnos a la cama!¡quisiera pedir que pinocho de verdad!Y se durmió. De pronto, apareció un hada muy hermosa que tocó A pinocho con su varita. El muñeco empezó a moverse y a andar.
- Todavía no eres un niño de verdad-dijo el hada a Pinocho-. Deberás aprender antes a distinguir el bien del mal. Pepito grillo será tu conciencia y te ayudará.

Gepeto casi no lo creía al despertar.
-¡Estás vivo!¡puedes hablar y andar!
-Si, papá -dijo pinocho-. Y el hada me dijo me dijo que si soy bueno acabaré siendo un niño de verdad- ¡Bueno hijo!- contestó Gepeto-. Para ser un buen chico,deberás ir a la escuela. Y allá se fue pinocho con sus libros seguido de pepito grillo.Pero por el camino se encontró con el zorro Juan y el gato Gedeón que pensaron ganar dinero a su costa Pinocho volvía a su casa prometiendo a Pepito Grillo que se portaría bien en a delante cuando se volvió a en crontrar con los dos pillo . Pinocho les dijo enfadado:-¡No quiero nada con ustedes!Pero esta vez le hablaron de un un ga rmaravilloso donde nunca tendría que ir a la escuela y podría hacer lo que quisieras.
Pinocho en su optimismo, pensó que
aquellos estaría bien, y se dejo engañar de nuevo.Cuando pepito grillo quisdisuadirle,pinocho iba en un coche con muchos
otros niños.-¡pinocho! - gritaba pepito grillo-.vuelve, pinocho! ¿qué dirá gepeto si no
vuelves?Pero pinocho no le oía, contento comoiba a la isla de placer.
Pepito grillo decidió seguirle y subióal coche.En la isla , los niños se atracaban de
pasteles montaban en los tiovivos, tiraban piedras a los cristales y hacían todo lo que se le antojaba. Pinocho iba en compañía de un niñoPinocho iba en compañía de un niño
alborotador a quien llamaban polilla. Pinocho iba en compañía de un niñoEste iba fumando un cigarro. Al cabo de un rato, pinocho miró a polilla, que iba tomando un aspecto raro.¡se estaba convirtiendo en burro! El cochero que les había llevado allí le ató una cuerda al cuello. Pinocho, espantado, se tocó las orejas. ¡también él se estaba
convirtiendo en burro! ¡hasta tenia rabo!-¡corre, pinocho! - grito pepito grillo. ¡Huyamos de aquí!Pinocho echó a correr y se lanzó al mar, seguido de su conciencia. Nadando con toda su fuerza, llegó a tierra y fue a su casa. al llegar, no vio a nadie. Gepeto había ido en su y pinocho encontró un mensaje en que su buen padre le decía
que había sido tragado por una ballena.-¡Vamos!- dijo pinocho-. ¡No hay
tiempo que perder! Si todavía está vino,hay que salvarle.-¿Espera, pinocho! -exclamó pepito-.Eso es muy peligroso .Pinocho se adentró en el mar con una barca y en hada le ayudó a bajar al fondo. Todos los peces huían cuando el niño pregunta ba por la ballena cor fin, después de mucho caminar
por el fondo del mar, la encontró dormida.Pinocho esperó a que despertarse.Cuando esto ocurrió, la ballena empezóa tragar muchos pececillos, formandouna corriente de agua su estómago. Allí estaba Gepeto ,con su barca y todo, pescado.Pinocho quedó perdidodel anzuelo.-¡pinocho, hijo mío! -exclamó Gepeto.-¡papá! -dijo pinocho emocionado-.He venido a salvarte.-no hay forma de salir de aquí
-dijo gepeto. yo pensaré algo – contestó pinocho. Al cabo de un rato, exclamó:¡ya está! Tengo un plan. Vamos a arreglar la barca y luego haremos que la ballena abra la boca .Pero, ¿como?-pregunto gepeto.Haremos una hoguera, papá-dijo pinocho Y así lo hicieron. El estómago de la ballena se llenó de humo y la ballena sintió un picor en la garganta. Estornudó y expulsó la barca afuera .La balsa salió disparada, y pinocho y gepeto empezaron a remar con todas sus fuerzas. La ballena estaba furiosa y se lanzó tras ellos con la boca abierta. Dio un golpe a la barca y la hundió.
-¡cuidado , y pinocho!-gritó gepeto -.¡nos tragará! -¡nos salvaremos, papá! - contestó
pinocho sostuvo a su padre con el brazo y siguió nadando. Pero cuando llegaron a tierra, pinocho cayó exhausto.

La cenicienta, por Marina (7años)

Había una vez una chica llamada Cenicienta, que vivía con su madrastra y sus dos
hermanastras. Desde la muerte de su padre, Cenicienta se había convertido en la criada de la casa y trabajaba duramente para contentar a la madrastra y a sus dos hermanastras. Un día, llego una carta en la que el rey invitaba al baile del príncipe a todas las jóvenes del reino.

La madrastra compró vestidos bellísimos para sus dos hijas, y a Cenicienta le dijo:
-Si quieres, puedes ir al baile, pero no voy a comprarte un vestido nuevo.
Cenicienta observó sus harapos. No podía ir al baile vestida de aquella manera. Así que muy triste ,tuvo que quedarse en casa mientras sus hermanas iban al baile. Cuando se marchaban, iban burlándose de la pobre Cenicienta:
Limpia bien la casa, Cenicienta. Si el príncipe pide nuestra mano, no querrá ver una sala tan sucia, ja, ja, ja...
Y si te sobra tiempo, puedes venir al baile, ji, ji, ji...

Cenicienta lloró desconsolada durante un buen rato. Pero, de repente, toda la habitación se iluminó con una luz muy brillante y oyó una voz que le decía:
No llores más. Yo te ayudaré.
¿Quien eres?- dijo Cenicienta, muy sorprendida.
Soy tu hada madrina. Rápido no tenemos tiempo que perder: tráeme una calabaza del huerto. La más grande que encuentres.
Cenicienta obedeció al hada y fue a buscar una calabaza. Entonces el hada dio órdenes al gato:
Tú, tráeme siete ratoncitos.
Y con su varita mágica transformó la calabaza y los ratoncitos en una bonita carroza tirada por siete preciosos caballos.
¡ Y ahora te toca a ti ! - le dijo el hada.
Con un movimiento de su varita, cambió los harapos de Cenicienta por un vestido azul con perlas cosidas en la cintura, y sus zapatillas por unos zapatos de cristal. Cenicienta parecía una princesa:
¡Oh! Hada madrina, ¡que feliz soy! ¡Ahora ya puedo ir al baile!
Si, querida, puedes ir al baile. Pero recuerda una cosa: cuando oigas tocar las doce campanadas de la media noche, desaparecerá el encantamiento. Tu carroza volverá a ser una calabaza y desaparecerá tu maravilloso vestido.
Por eso, debes salir del palacio antes de la medianoche.



_

Cuando Cenicienta llegó a la fiesta, el príncipe se quedó prendado de ella. Las hermanastras comentaban:
- ¿ quien es ésa? ¿De donde a salido?
El príncipe y Cenicienta bailaron durante toda la noche.
Cenicienta lo estaba pasando tan bien que olvidó la advertencia del hada hasta que oyó las campanadas que marcaba la medianoche. Entonces salió del palacio sin despedirse del príncipe:
¡ Espera! ¡ Ni siquiera sé tu nombre!- le decía mientras la seguía.
Cenicienta tuvo tiempo de subir a la carroza y desapareció en la oscuridad.
Con las prisas, había perdido un zapato de cristal y el príncipe lo cogió.
A la mañana siguiente, el rey envió mensajeros por todas sus tierras en busca de la dueña de aquel zapato.
Pero no aparecía...

Final mente los mensajeros llamaron a la puerta de la casa de Cenicienta. La madrastra hizo pasar a los enviados del rey e hizo probar el zapato a sus hijas:
-¡ Ay ay! ¡ Un poco apretado! ¡ Pero me entra!- decía una de las hijas con el pie hinchado y apretado en el pequeño y fino zapato.
- No, el zapato no es de tu medida- dijo uno de los mensajeros.
Entonces los mensajeros vieron a Cenicienta:
¿Y ella?
Ella no puedes ser la joven que buscáis. ¿Acaso iba vestida con harapos como ella- protestó la madrastra.
De todas maneras, hemos de cumplir el deseo del rey. Todas las jóvenes del reino deben probarse el zapato.

Cenicienta se probó el zapato y, para sorpresas de todos, éste le iba que ni pintado. El zapato brillaba en su pie como una joya. Cuando el príncipe lo supo, se quiso casar con ella. Y el príncipe y Cenicienta fueron la pareja de novios más feliz de todos los tiempos.

" Los tres cerditos". Albert (7años)si terminar

Había una vez tres cerditos que vivían en el bosque. El mayor dijo a sus hermanos:
-¡Debemos hacer una casa resistente para pasar el invierno y escondernos del lobo!
-Yo no quiero trabajar- dijo el segundo.
-Yo tampoco- dijo el pequeño.
-Vosotros mismos: ¡yo me haré una casa de ladrillos tan fuerte que ningún lobo entrará!- dijo el mayor.
_!Yo me la haré de paja y podre jugar y bailar dijo el pequeño asi, cada uno de ellos se hizo una casa. Cuando las tuvieron acabadas, corrieron al bosque a jugar. Todos menos el mayor, que aun trabajaba. De repente... -¿No has oído un ruido'?- dijo el cerdito pequeño .-Si. Creo que es el lobo. ¡Corre!- dijo el segundo cerdito.

Los dos se encerraron en la casa de paja y al cabo de un rato se oyó golpear en la puerta:!Toc! !Toc! ¿Quien es? Dijeron los cerditos !Soy el lobo, abridme! Contesto el lobo No te abriremos dijeron !Muy bien, soplare y soplare y la casa derrumbare!De un soplido hizo caer la casa de paja al suelo y los cerditos corrieron asustados a la casa de madera. El lobo los siguió y también llamo a la puerta: !Abridme tengo algo para vosotros! Dijo el lobo No te creemos, tu nos quieres comer contentos , uno de los cerditos. Pues soplare y soplare y la casa derrumbare. Entonces el lobo lleno de aire sus pulmones y volvió a soplar, tan fuerte que la casa de madera también se fue al suelo. Ellos salieron corriendo a casa de su hermano mayor: Abrenos, hermano, el lobo nos persigue. El cerdito mayor les abrio la puerta de su casa de ladrilllos y despues cerro con un cardero. El lobo, que tania mucha ambre, llamo por tercera vez:
¡Cerditos, abridme, me he clavado una estilla en el pie!.
¡ No nos das pena, lobo menntiroso! ¡Vosotros lo habeis querido! Contesto el lobo.¡ Soplare y soplare y la casa derrumbare! Se puso a soplar y saplar.Soplo tanto que se cayo un diente:Grrrgrrrr... Esta puerta no se cae...Subbire por la chimenea. Pero el meyor de los cerditos era muy

Cuento de la "A" por Alberto (7años)

Alberto es el dueño
de un herbolario
y en el tiene remedios
para todos los del barrio.

Vende tila, manzanilla
poleo y jalea real
y leche de soja que a todos
les sienta fenomenal.

Con su pamela sale al campo
todos los fines de semana
a recolectar hierbas y moras
muy temprano por la mañana.
Le gusta hacer mermeladas
de frambuesas y melocotones
y ricas tartas de manzana
con pasa y orejones.
Cada tarde, al ponerse el sol,
hace taichí con sus amigos
en un parque cercano
entre olmos ,pinos y olivos.

"Pulgarcita" Ana Clara (7 años) sin terminar

Había una vez una señora que vivía sola. Su mayor deseo era
tener una niña, pero nunca la tuvo. Un día, fue a visitar a
una bruja para que le concediera su deseo':
-Planta este grano de cebada y espera a que crezca la flor- le
dijo la bruja. la señora plantó el grano de cebada y lo fue regando hasta que creció un tulipán. Cuando los pétalos de la flor se abrieron, apareció una niña, tan pequeña como el dedo
pulgar. como eres tan pequeñita, te llamaré Pulgarcita exclamó
la señora. Pasó el tiempo y Pulgarcita vivía feliz en su nueva casa. La señora le preparó una camita con una cáscara de nuez y un estanque improvisado en una taza con agua. De
esta forma, Pulgarcita tenía el mundo a su medida.

Pero una noche, una rata entró en la casa. Al ver a Pulgarcita, te pareció tan bonita que decidió llevársela a su
hijo: ¿Te gusta la chica que te he traído?-le preguntó a su
hijo al llegar a casa. Sí, croac, me gusta mucho. La mamá
rana puso a Pulgarcita en una hoja de nenúfar en medio
del estanque para que no pudiera escapar. Pero a los peces
les pareció tan bonita que cortaron el tallo de la planta y
la arrastraron lejos de las ranas para que pudiera marcharse.
Entonces la vio un moscardón que se la llevó a su refugio.
Es bonita dijeron sus compañeros, pero no se parece a nosotros.
Déjala marchar. Y Pulgarcita pudo escapar de los moscardones .
Vivió un tiempo entre las flores, porque no savía a dónde ir.
Cuando llego el frío invierno, decidió aceptar la ayuda de una araña: Ven conmigo, te buscaré un abujero en un olivo y
te tejeré una puerta con mi hilo. Pero la araña, después de un
tiempo, se cansó y dejó de ayudarla. Entonces Pulgarcita
encontró un ratón que le ofreció su escondrijo: Puedes quedarte
conmigo, si quieres, pero tendrás que ayudarme a cuidar la casa.
Pulgarcita cocinaba y le contaba historias al ratón a cambio de
un refugio para no pasar frío.

Un día el ratón recibió la visita de un topo amigo suyo, que se enamoró de Pulgarcita:
Soy muy rico. Si quieres casarte conmigo, haríamos una buena pareja.
Pulgarcita lo miraba asustada, porque el topo era muy feo. De todos modos,

"cuento de la A". Ana Clara (7 años)

Ana Clara es la dueña
de un herbolario
y en él tiene remedios
para todos los del barrio.

Vende tila y manzanilla,
poleo y jalea real,
y leche de soja que a todos
les sienta fenomenal.

Con su pamela sale al campo
todos los fines de semana
a recolectar hierbas y moras
muy temprano por la mañana.

Le gusta nacer mermelada
de frambuesas y melocotones
y ricas tartas de manzana
con pasas y orejones

Cada tarde, al ponerse el sol,
hace taichí con sus amigos
en un parque cercano
entre olmos, pinos y olivos.

"Peter Pan" copiado por Alba (9años)

Esta historia ya ha sucedido...,pero puede volver a suceder,¡incluso a ti¡ Aquella vez le ocurrió a Wendy y a sus hermanos Juan y Miguel,a quienes la niña contaba cuentos toda las noches.
Wendy les contaba las aventuras de Peter Pan,un muchacho que vivía en el país de Nunca Jamás y que había decidido no crecer. Los niños disfrutaban mucho imitando a Peter Pan y jugando a aventuras de indios y piratas.
Los cuentos de Wendy eran tan interesantes que el propio Peter Pan venía a escucharlos.
Una noche,Wendy vio a Peter Pan en la ventana y le invitó a pasar.
Peter Pan,era un muchacho muy alegre y valiente,que además volaba. Su mejor amiga era un hada diminuta llamada Campanita,que también volaba,pero no sabía hablar.
Peter Pan pidió a los niños que fueran con él al país de Nunca Jamás. Para ello deberían volar. Bastaba con una pizca de polvo mágico e imaginación,les dijo.
En efecto,siguiendo las indicaciones de Peter Pan,los niños volaron.
_¡Qué fácil es¡ _exclamó Wendy.
Pronto divisaron el país de Nunca Jamás que era una isla mágica y estaba en un lugar desconocido. En sus bosques vivían indios:un barco pirata estaba siempre junto al Roca de la Calavera;y hasta había un Árbol del Ahorcado.
Peter Pan y Campanita vivían en una cueva secreta que estaba situada justo debajo del árbol del Ahorcado. Allí también vivían los Niños Perdidos. Los Niños Perdidos eran muy felices en el país de Nunca Jamás y, como Peter Pan, tampoco querían crecer. Se divertían mucho recorriendo la isla y jugando. Nada más llegar, Juan y Miguel se fueron con los Niños Perdidos a visitar la aldea de los indios.
Iban deslizándose sigilosamente, cuando, de pronto, los pieles rojas, que estaban escondidos detrás de os árboles, salieron y los atraparon.
-¡Auxilio, Peter Pan¡- gritaban- .
¡Campanita ayúdanos¡
Mientras, Peter Pan había llevado a Wendy a ver a las sirenas que vivían en unas rocas a la orilla del mar.
Campanita, cuando vio que Peter Pan y Wendy estaban juntos, se sintió celosa y empezó a molestar a la niña.
-¡Basta, Campanita¡ Deja a Wendy.
Campanita se puso muy triste y se alejó de allí rápidamente pensando cómo podría vengarse de la deslealtad de su amigo Peter Pan.
¡Iría a ver al temible Capitán Garfio¡
Mientras, el malvado Capitán Garfio y su inseparable Smee habían raptado a Tigridia, la hermosa princesa india.
El Capitán Garfio quería averiguar el lugar donde se encontraba el escondite de Peter Pan y para ello recurría a toda clase de trucos.
Pero Peter Pan, que había visto desde lejos el bote, se dirigió con rapidez hacia allí para salvar a la princesa.
Cerca del bote también se encontraba un enorme cocodrilo al que el Capitán Garfio tenía un miedo terrible.
Cuando Garfio se dio cuenta de la presencia del cocodrilo, gritó:
-¡Ese cocodrilo me sigue a todas partes!¡Quiere comerme!
Estaba realmente asustado. Pero su gran sorpresa fue cuando apareció Peter Pan y, abalanzándose sobre él, le arrojó al agua. Después, con mucha calma, Peter Pan desató a Tigridia y remontó el vuelo con ella en brazos para dirigirse a la aldea india. El jefe indio estaba muy preocupado por la desaparición de su hija y por eso había capturado a los Niños Perdidos y a Juan y Miguel.

En el campamento, los indios habían atado a los prisioneros para que no escaparan.
Cuando Tigridia apareció con Peter Pan, todos se llevaron una gran sorpresa. En seguida, Tigridia contó lo ocurrido y el Jefe dijo a Peter Pan:
-Como muetra de gratitud, soltaré a tus amigos y daremos una gran fiesta.
Y así fue.En la fiesta todos se divirtieron mucho.
Sólo faltaba Campanita, pero nadie sabía dónde se había metido.
Campanita, que estaba en el barco del Capitán Garfio lo supo, fue allí y cogió prisioneros a los niños y los ató al mástil de su barco.
Después dejó un paquete en el refugio de Peter Pan, como si fuera un regalo.
¡En realidad era una bomba!
Pero Campanita se dio cuenta de la trampa y le contó todo a Peter Pan, que inmediatamente se enfrentó con el Capitán Garfio.
Peter Pan venció a Garfio que cayó al mar al lado de su feroz enemigo, ¡el cocodrilo!
Cuánto se divertía Campanita viendo al cocodrilo correr tras el Capitán Garfio.
Con mucho trabajo y casi destrozado, Garfio logró salir del agua, temblando de miedo, y huyó a toda prisa, ante las carcajadas de todos.
-¡Ja, ja!, mirad cómo corre – reía Peter Pan.
-No creo que vuelva nunca – dijo Wendy.
Entoces, Peter Pan tomó el mando del barco, Campanita lo cubrió con polvo mágico y la nave comenzó a volar en dirección a la casa de Wendy y sus hermanos.
Allí dejaron a los niños en el alféizar de la ventana.
Después todos se abrazaron muy contentos y el barco puso de nuevo rumbo hacia el país de Nunca Jamás.
-Volveremos a vernos -dijo Peter Pan-, vendré de cuando en cuando a escuchar tus maravillosas historias, Wendy.
Desde la ventana, los niños gritaron:
-Ha sido un viaje maravilloso.¡Adios!
En aquel momento el papá de los niños entró en la habitación.
-¿Qué miráis? -preguntó.
-El barco de Peter Pan, que va hacia el país de Nunca Jamás -contestaron todos.
El papá de los niños se asomó y, en efecto, creyó ver a lo lejos el varco volando .Entoces, dijo a sus hijos:
-Nunca perdaís la imaginación, es algo precioso. Y ahora, ¡a la cama!

"El pintor de recuerdos" copiado por Alba (9años)

Gabriel era pintor de recuerdos. ¡Era el pintor más original del mundo! ¿No había ningún otro como él!
Hay pintores de muchas clases: Pintores de retratos, que reflejan en el cuadro la cara el espíritu de quien posa para ellos.
Pintores de paisajes,que planten su caballete en plena naturaleza y plasman en sus lienzos toda belleza del campo.
Pintores de bodegones, que a menudo tienen que consolarse dando vida con sus pinceles a todo aquello que jamás podrán masticar con sus dientes...
Pintores de corte, que a veces se cansan de tanto retratar reyes y reinas... y para distraerse un rato, se ponen a pintar a unos cuantos servidores de palacio. ¿E incluso a un perro que pasaba por allí?
Pero, al final, los reyes acabaron colocándose en el fondo del cuadro. ¡No faltaría más!
Y también pintores abstractos, que llenan sus lienzos de sueños fantásticos, luces que estallan, manchas encendidas y figuras misteriosas...
Sí, hay muchas clases de pintores. Muchas.
Pero, a lo largo de toda la historia, jamás existió un pintor de recuerdos. Hasta que Gabriel pensó: “ ¿Qué es lo que más les gusta a la gente? ¡Sus recuerdos! ¿Qué hace felices a muchos?Recordar, recordar y recordar los mejores momentos de su vida...
¡Me haré pintor de recuerdos! ¿Puede haber mejor manera de hacer felices a las personas que pintarles sus más agradables recuerdos? Así podrán colgarlos en la pared y tenerlos siempre ante sus ojos”. Y clavó en la puerta un letrero que decía:

GABRIEL
PINTOR DE RECUERDOS
(De 9 a 2 y de 5 a 7)

Nada más colocar el cartel, pasó por allí una viejecita de aspecto muy simpático. Se quedo mirándolo largo rato. Suspiró, recordando algo. Se fue a casa andando lentamente, pensativa. Le dio vueltas a la idea toda la noche. A la mañana siguiente, vació su cartilla de ahorros y llamó a la puerta de Gabriel.
Quería que le pintase su más bello recuerdo. Había sido, casi, el único momento hermoso de su vida. Ella era entonces muy joven. Había ido a un baile. Estrenaba un vestido precioso. Un joven la sacó a bailar. Bailaron valses y valses, como flotando en una nube. De madrugada, él partió hacia el frente. Y nunca volvió...
Gabriel lo fue pintando tal como la anciana se lo describió. Con todo detalle. Cada cinta de su vestido. Cada destello de las arañas de luz del gran salón. El brillo de los espejos. Los instrumentos de la orquesta. Y, sobre todo, el bigote. El bigote del joven.
-Lo más importante del cuadro -recalcó la anciana – es el bigote. De lo que mejor me acuerdo, de lo que no me olvidaré mientras viva, es de su bigote. A ver si me lo pinta muy bien.
Como la anciana tenía poco dinero, Gabriel le cobró muy poco. En cambio,al día siguiente apareció un gran hombre de negocios. Un multimillonario. Hizo que le pintase su mejor recuerdo: el día en que ganó su primer millón. Gabriel lo pintó todo tal cual, y le cobró lo que correspondía más lo que le había dejado de cobrar a la anciana del día anterior.
Luego vino una pareja. Deseaban que inmortalizase en el lienzo aquel momento tan romántico: cuando se conocieron en las barcas
del parque.
Y un anciano reumático, asmático, encorvado, renqueante y achacoso le pidió que le pintase aquel día tan lejano en que ganó la carrera de cien metros de vallas.
El próximo cliente fue un señor con una cara la mar tristona. Su mujer y sus hijos habían muerto en un accidente de automóvil, del cual sólo había sobrevivido él.
Quería que le pintase el mejor rato que habían pasado todos juntos
-¿Y cuál fue? ¿Cuál es su mejor recuerdo? -le preguntó Gabriel. Esperaba oír el relato de una fiesta familiar, un fin de curso con muchos sobresalientes, un viaje inolvidable al extranjero u otro acontecimiento importante. Pero el señor tristón le contó lo siguiente: - Un día fuimos de excursión al bosque. No había nadie más. Sólo los árboles, las flores, nosotros y un arroyo. ¡ Y un pájaro empezó a cantar! Y luego otro. Y otro. Jugamos a ir contando cuántos pájaros distintos oíamos cantar al alrededor. Al principio no nos habíamos fijado casi en sus cantos. Luego, poco a poco, fuimos descubriendo más y más. Inmóviles, callados, íbamos señalando con el dedo el lugar de donde venía el canto de cada nuevo pájaro. Oímos veintisiete cantos distintos. Aquella excursión es mi mejor recuerdo.
Gabriel pintó el bosque y copió los personajes de unas fotos que el señor sacó de su cartera.
Otro día vino un político. Le mandó pintar el acto solemne de cuando tomó posesión de un alto cargo. Un cargo tan alto, tan alto, que Gabriel tuvo que hacer el cuadro así:
Y también vinieron los padres de una chica que se había marchado de casa y no volvía. Le encargaron un cuadro en que apareciesen los tres, precisamente el día ene que ella comenzó a dar sus primeros pasos.
Y así, el pintor de recuerdos fue llenando de ilusión a muchas personas. Hasta que, un día, se llevó una sorpresa. ¡Aquello sí que no se lo esperaba! Llamaron al timbre y abrió. Era un niño pequeño. Tenía el pelo revuelto, los cordones de los zapatos desabrochados y el pantalón vaquero más sucio de toda la ciudad. Gabriel pregunto extrañado: -¿Qué quieres? El niño alzó la mano y le dio una moneda. La única que tenía. Y dijo: - ¡Hola! Quiero que me pintes un recuerdo. Toma. Gabriel, por seguirle la corriente, cogió la moneda y se echó a reír : - ¿Un recuerdo? ¡Pero si tú no has tenido tiempo ni de tener recuerdos! -Sí. Tengo uno. Uno solo. -Aunque tengas uno, será tan reciente que no hará falta que yo te lo pinte. - contestó Gabriel, que se estaba divirtiendo, pero al mismo tiempo estaba muy intrigado.
Es que ya no lo tengo – explicó el niño.
¿Cómo? - exclamó Gabriel, desconcertado -. Anda, dime, ¿qué recuerdo es ese? - Pinto – contestó el niño. - ¿Cómo que pintas? Aquí el que pinta soy yo.
Y le revolvió el pelo cariñosamente. - No digo que mi recuerdo se llama pinto. Mi perro. Pinto. Se me perdió. Era mi mejor amigo y se me perdió. Gabriel comprendió. Sonriendo, cogió un lienzo y preguntó: - ¿Tú crees que Pinto cabra aquí? - Sí. Era pequeño. Y Gabriel comenzó a pintara a le perro tal como lo iba describiendo. Tenía ya el cuadro abocetado cuando el niño dijo: - Y aquí, en ele lomo, tiene unas pintas negras. Por eso lo llamé Pinto. Gabriel dejó caer la paleta y se llevó las manos a la cabeza. Los pinceles salieron volando. Soltó una exclamación de asombro y echó a correr. Abrió la puerta del estudio. Se metió dos dedos en la boca y lanzó un silbido. - Trompo,ven acá – gritó . Un perrillo muy juguetón entró dando brincos. Al ver al niño, se abalanzó sobre él ladrando alegremente y empezó a darle lametones. E niño lo abrazó fuerte. Gabriel los miraba. Suspiró resignado. Su cara se nubló de tristeza. Sintió un nudo en la garganta cuando el niño se marchó corriendo, sin dejar de abrazar a su perro.
Pasaron los días. Gabriel pintó cuadros y cuadros con lo recuerdos que la gente quería tener ante sus ojos. Se encontraba muy solo. Un día en que se sentía especialmente melancólico buscó por los rincones aquel cuadro a medio hacer. Lo desempolvó. Lo puso en el caballete. Y acabó de pintar el retrato de aquel perrillo que había encontrado en la calle y con el que se había encariñado tanto. Cogió un martillo y una alcayata y lo colgó en la pared. Así, de cuando en cuando, podría contemplar uno de sus mejores recuerdos.